Si bien muchos de los avances tecnológicos de la impresión 3D han sido recibidos con brazos abiertos en múltiples industrias, hay áreas donde esta nueva forma de fabricación ha desatado polémica. Una de las áreas más discutidas es la legalidad de armas impresas en 3D. Estados Unidos fue uno de los primeros países en tomar decisiones legislativas al respecto, permitiendo el uso de armas 3D en su territorio en el año 2018. Pero, ¿qué eventos los llevaron a esa decisión?

 

Primeros Avances

Como sabemos, las impresoras 3D trabajan con archivos digitales CAD, los cuales les dan las instrucciones de qué imprimir y cómo hacerlo. La gran mayoría de modelos son inofensivos, pero en el 2013 entraron a la internet los primeros modelos necesarios para fabricar un arma impresa en 3D. El creador, Cody Wilson, vio decenas de miles de descargas en las primeras 24 horas, lo cual llevó también al Departamento de Justicia Estadounidense a actuar rápido, ordenándole legalmente a retirar el archivo de la web. Esta decisión despertó un acalorado debate dentro del territorio americano.

La compañía de Cody Wilson, Defense Distributed, batalló legalmente con el Departamento de Justicia por 5 años. Si bien las armas son legales, uno de los argumentos prohibitivos era que estas armas podían ser consideras de grado militar. Dicho modelo, llamado The Liberator, es una pistola semiautomática. Este tipo de armas son vendidas ampliamente en Estados Unidos, por lo cual este argumento inicial fue perdiendo peso con los años. Defense Distributed, además, argumentaba que esta prohibición representaba un tipo de censura y atentaba contra la Primera Enmienda y el derecho a la expresión.

 

Cody Wilson con el arma que fabrico mediante impresión 3D

 

Culminados estos 5 años, la corte emitió un veredicto a favor de la compañía de Cody Wilson, permitiendo la re-habilitación del archivo digital en sus portales. Sin embargo, el inicio del debate y los cuestionamientos recién empezaba.

 

Primeros resultados

Estos 5 años de batalla legal (y los siguientes) vieron mucha violencia dentro del territorio americano, con muchas masacres perpetradas con armas de fuego de todo tipo. Los tiroteos en lugares públicos y las desgracias desatadas pusieron en tela de juicio el fácil acceso de los ciudadanos a portar armas de fuego. En la actualidad esta disyuntiva no ha sido resuelta, y hasta ha sido agudizada por la impresión 3D. Esto se debe al concepto de las “Armas Fantasma”

En la gran mayoría de países alrededor del mundo es necesario portar una licencia/permiso para portar armas, y estas no pueden ser vendidas a menores de edad. Los requisitos varían de país a país, pero es comúnmente aceptado que se debe pasar por una regulación previa. Una regulación no sólo del potencial usuario, si no del arma en sí. Cada pistola, rifle, escopeta, etc. viene con un código serial, la cual hace muchísimo más fácil su rastreo en caso se encuentre relacionada a algún crimen cometido. Este aspecto es considerado por muchos como algo clave para evitar un uso indiscriminado y peligroso de dichas armas. Sin embargo, la impresión 3D puede dar pie a la fabricación de armas no reguladas.

Para imprimir una pistola, por ejemplo, sólo se necesita el archivo CAD y la impresora 3D. La máquina no le pedirá credenciales al usuario, y en el internet es muy fácil adoptar el anonimato. Esto significa que cualquier persona podría portar un arma sin necesidad de aparecer en el sistema. Y con el creciente mercado de impresoras 3D, es fácil ver cómo esto podría ser un problema. El debate sigue en pie y la pregunta principal se mantiene: ¿Deberíamos preocuparnos?

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